Incluye alimentos reales y naturales: Nos referimos a alimentos reales cuando hablamos de ingredientes naturales, principalmente frutas y verduras, legumbres, carnes magras, frutos secos, semillas y cereales lo más enteras posible. Si incluimos estos alimentos en nuestra dieta, en las porciones adecuadas, obtendremos beneficios a largo plazo, entre ellos la reducción del riesgo del sobrepeso, obesidad y de enfermedades como presión alta y diabetes en etapas posteriores de la vida.
Disminuye los alimentos muy procesados: Este tipo de alimentos tienden a ser altos en grasas saturadas, que incluyen grasas trans, además de altos niveles de azúcares y sodio que, en exceso, no son aptos para la dieta habitual de la familia. Debemos limitar el consumo durante todo el año, ya que nuestro objetivo es conseguir una base de alimentación correcta, para lograr esto debemos reemplazar estos productos con alimentos reales.
Comienza bien tu día con un desayuno completo: la clave es hacer un desayuno que contenga todos los grupos de alimentos y por lo tanto sea rico en nutrientes. no podemos dejar a un lado ningún grupo, por ejemplo, si solo desayunamos leche con cereales no integrales o pan dulce, que son alimentos con una cantidad elevada de azúcares simples o carbohidratos refinados, en pocas horas tendremos baja energía y hambre; sin embargo, si complementamos el desayunos con alimentos con proteína desde primera hora va a regular la sensación de saciedad el resto del día.
Aumenta la fibra en tu alimentación: Para incluir más fibra en tu alimentación incluye cereales integrales, estos pueden ser enteros, como las hojuelas de avena; también consume piezas de frutas enteras como verduras y legumbres. Consumir fibra durante el día te ayudará a mantener la sensación de saciedad regulada, también previene el estreñimiento que es un problema común en los niños.
¡Por último te compartimos la receta para una riquísima ensalada!